DIOSES EGIPCIOS
 
 

Osiris, una de las principales divinidades en la mitología egipcia. Originalmente el dios local de Abidos y Busiris, Osiris, que representaba a las fuerzas masculinas productivas de la naturaleza, llegó a identificarse con la puesta del sol. Era considerado, por tanto, el soberano del reino de los muertos en la misteriosa región bajo el horizonte occidental. Osiris era hermano y marido de Isis, diosa de la tierra y la luna, que representaba las fuerzas femeninas productivas de la naturaleza. Según la leyenda, Osiris, como rey de Egipto, encontró a su pueblo sumido en la barbarie y les enseñó la Ley, la Agricultura, la Religión y otras ventajas de la civilización. Fue asesinado por su malvado hermano, Set, quien cortó su cuerpo en pedazos y dispersó los fragmentos. Isis, sin embargo, encontró y enterró sus fragmentos, y llegó a venerarse después cada lugar de enterramiento como suelo sagrado. Su hijo Horus, que nació de Osiris transitoriamente resucitado, vengó la muerte de su padre matando a Set y después ascendió al trono. Osiris vivió en el submundo como soberano de los muertos pero, gracias a Horus, se lo consideraba también como la fuente de la vida renovada.

 
Isis, en la mitología egipcia, diosa de la fertilidad y de la maternidad. Según la creencia egipcia, era hija del dios Geb (tierra) y de la diosa Nut (cielo), hermana-esposa de Osiris, juez de los muertos, y madre de Horus, dios del día. Después del final del Nuevo Reino en el siglo IV a.C., el centro del culto de Isis, que alcanzaba en ese entonces su apogeo, estaba en File, una isla del Nilo, donde se construyó un templo dedicado a ella durante la XXX Dinastía. Antiguas historias describen a Isis como poseedora de una gran destreza mágica, y se la representaba con forma humana aunque frecuentemente se la describía provista de cuernos de vaca. Se creía que su personalidad era semejante a la de Hator, la diosa del amor y la alegría.
El culto de Isis se difundió desde Alejandría por todo el mundo helenístico después del siglo IV a.C. Apareció en Grecia en combinación con los cultos de Horus, su hijo, y  Serapis, el nombre griego de Osiris. El historiador griego Herodoto identificaba a Isis con Deméter, la diosa griega de la tierra, la agricultura y la fertilidad. El culto tripartito de Isis, Horus y Serapis se introdujo después (86 a.C.) en Roma durante el consulado de Lucio Cornelio Sila y llegó a ser una de las ramas más populares de la religión romana. Llegó a adquirir una mala reputación debido al carácter libertino de algunos de sus ritos sacerdotales, de tal modo que algunos cónsules posteriores hicieron esfuerzos para suprimir o limitar el culto de Isis. El culto desapareció en Roma después de la instauración del cristianismo y los templos egipcios dedicados a Isis que quedaban fueron cerrados a mediados del siglo VI d.C.
 
Anubis, en la  mitología egipcia, dios de los muertos. Era considerado el inventor del embalsamamiento, el guardián de las tumbas y un juez de los muertos. Los egipcios creían que en el juicio de las almas él contrapesaba el corazón de los muertos con la pluma de la verdad. En el arte se le representa con cabeza de chacal. Anubis era a veces identificado con Hermes en la mitología griega.
 
Horus, en la mitología egipcia, dios del cielo, la luz y la bondad. Una de las mayores divinidades egipcias, Horus era hijo de Isis, diosa de la naturaleza, y de Osiris, dios del mundo subterráneo. Después de que su malvado hermano Set, dios de la oscuridad y del mal, asesinara a Osiris, Horus vengó la muerte de su padre matando a su tío. Venerado en todo Egipto, se solía representar a Horus como un halcón o como un hombre con cabeza de halcón. Otra representación suya, un niño con un dedo pegado a sus labios, era conocida como Harpócrates entre griegos y romanos. 
 
Heliópolis, antigua ciudad egipcia a 8 km al este del río Nilo en el extremo meridional de su delta, y a aproximadamente 10 km al noreste de El Cairo. Heliópolis, centro del culto al Sol en los tiempos del antiguo Egipto, fue originalmente el centro de culto del dios Tem, deidad del Sol poniente, posteriormente considerado como una forma del dios sol Ra. En la literatura teológica egipcia, la ciudad era conocida como Per-Ra ('ciudad de Ra'), el nombre griego Heliopolis ('ciudad del Sol') es una traducción. En la Biblia, Heliópolis se denomina On, Aven, y Bet-Shemesh. Aunque su historia se remonta hacia el 2900 a.C., la ciudad alcanzó su mayor desarrollo durante el Nuevo Reino, que comenzó hacia el 1570 a.C., cuando Ra, posteriormente denominado Amón-Ra, comenzó a considerarse como dios principal del panteón egipcio. Bajo el faraón Ramsés II, durante el siglo XIII a.C., el templo de Heliópolis, en el que servían prácticamente 13.000 sacerdotes y esclavos, alcanzó su mayor influencia. La mayor parte de la literatura religiosa del antiguo Egipto fue escrita por sacerdotes de Heliópolis, famosos por sus conocimientos, cuyo templo era el depósito de los documentos reales. La ciudad decayó en las últimas dinastías, especialmente después de la fundación de Alejandría (332 a.C.), dado que los Tolomeos (dinastía Tolemaica) la descuidaron. Cuando Roma ocupó Egipto, se trasladaron los obeliscos de Heliópolis y los muros de sus edificios se utilizaron como materiales de construcción en otras ciudades.
 
Amón (en egipcio, 'oculto'), antigua deidad egipcia, originalmente un dios tebano local de las fuerzas reproductoras, representado como un carnero. Amón, su mujer Mut (en egipcio, 'la madre'), y su hijo, el dios de la luna Khonsu (en egipcio, 'atravesar el cielo'), formaban la tríada divina de Tebas. Posteriormente, Amón fue identificado con el dios sol Ra de Heliópolis y se le llamó Amón-Ra, 'el padre de los dioses, el hacedor del género humano, el creador del ganado, el señor de todo lo que es'. Como dios universal llegó a ser el dios de la nación egipcia y del Imperio. El poder de su Sumo Sacerdote competía con el del faraón, lo que provocó problemas políticos similares a la moderna rivalidad iglesia-estado. El templo más imponente fue construido para Amón-Ra en Karnak. Amón fue venerado en las antiguas colonias griegas de Cirene, donde se le identificaba con Zeus, y en Roma, donde se le asociaba con Júpiter.
 
Ra, en la mitología egipcia, el dios sol representado con cuerpo humano y cabeza de halcón. Solía considerarse a Ra creador y regidor del universo, cuyos principales símbolos eran el disco solar y el obelisco. De origen local, el culto de Ra llegó a difundirse inicialmente durante el Imperio Antiguo en Egipto. El principal templo de Ra estaba en la ciudad de Heliópolis, que se convirtió en un centro importante cuando el culto se adoptó como religión del Estado. Después se llegó a asociar a Ra con otras divinidades importantes, especialmente con Amón y Horus.
 
Hator, en la mitología egipcia, diosa del cielo y reina del firmamento. Hija del dios del Sol, Ra, y mujer del dios del cielo, Horus, era diosa de la fertilidad y protectora de las mujeres y el matrimonio. También era diosa del amor y la belleza, por lo que se ha identificado a menudo con la diosa griega Afrodita. Venerada en todo Egipto, se solía representar como una vaca tachonada de estrellas o como una mujer con cabeza de vaca. Variantes de su nombre son Athor y Athyr.
 
Apis, buey sagrado de los antiguos egipcios. Era conocido por ellos como Hapi y lo consideraban como la encarnación de Osiris o de Ptah. En el templo de Ptah en Menfis había instalada una sala aparte para Apis. Se creía que cuando Apis moría, aparecía un nuevo Apis y tenía que ser descubierto: se lo reconocería por algunas señales sagradas en su cuerpo, tales como su color (principalmente negro) y un nudo bajo su lengua. Apis es a menudo representado como un hombre con cabeza de buey.
 
Ptah, en la mitología egipcia, uno de los dioses más importantes. Inscripciones antiguas lo describen como “creador de la tierra, padre de los dioses y de todos los seres de esta tierra, padre de los principios”. Se le consideraba el protector de los trabajadores del metal y de los artesanos, así como un poderoso sanador. Se le suele representar como una momia que sostiene los símbolos de la vida, el poder y la estabilidad. Su principal centro de culto estaba en Menfis.
 
 
 

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