LAS LEYENDAS DE FINLANDIA
Luonnotar, virgen e hija del aire, se lanzó al mar y allí quedó henchida por el
viento durante siete siglos y nadando sin cesar por todos los mares, hasta que
pidió a Ukko. dios supremo, que la ayudase a parir tras aquel interminable
embarazo del aire. Un pájaro, una magnífica águila del cielo, vino a posarse
sobre sus piernas y en ellas puso su nido y seis huevos de oro y otro más de
hierro, empollándolos durante tres días, hasta que Luonnotar sintió el calor
abrasador de los siete huevos y vendió sus piernas en el agua, para
refrescarlas; entonces los huevos cayeron al mar y de ellos brotó la Tierra, con
su cielo, su Luna y su Sol, pero la virgen seguiría en el agua, durante otros
diez años más, hasta que Luonnotar decidió crear vida en esa Tierra y dar forma
a los continentes y a las islas; pero todavía esperó otros treinta años más,
hasta que por fin parió al ya viejo y gigantesco Väinaämöinen, quien cayó al mar
y en él siguió, como su madre, nadando, hasta que después de ocho años, tocó la
tierra firme y pudo contemplar ensimismado aquella primera isla, aquel mundo
maravilloso que su madre había creado y que ahora le rodeaba con todo su
esplendor. Solo estaba Väinämöinen, hasta que el dios Sampsa vino a enseñarle
como cultivar el suelo con sus semillas, aunque a Väinämöinen no le pareció
demasiado perfecto lo que creció en su isla. Así que cuatro vírgenes salidas del
mar cortaron la hierba y quemáronla hasta que de la verde vegetación sólo quedó
ceniza. Y una encina comenzó a crecer, imbatible, apoderándose de la tierra y
del aire. Así que Väinämöinen pidió a su madre que le ayudara a tumbar aquel
árbol, y apareció un diminuto ser que luego creció y creció también, como la
encina. Con una hoja de hierba formó un hacha y con ella derribó de tres golpes
la encina. Había probado cual era la fuerza y el poder de la magia; había dejado
también espacio para que la vegetación recibiera la luz del sol y todas las
plantas medrasen.Väinämöinen se hizo él mismo un hacha y tumbó todos los árboles
que habían crecido, todos menos el abedul, sobre el cual se posaron los pájaros
del cielo.
JOUKAHAINEN Y AINO
Väinämöinen era cantor de potente voz y profundo verso, y su fama llegó hasta
las tierras del norte perdido, hasta Pohjola. Un lapón presuntuoso, el joven
Joukahainen, emprendió la marcha al sur, para desafiar al viejo en su terreno,
en su casa de Vainola, a pesar de los consejos en contra de sus prudentes
padres. Y en tres jornadas de marcha desenfrenada llegó a los bosques de Vainola,
para enfrentarse con Väinämöinen, para demostrarle que era más sabio que el
viejo aquel, pero no pudo ganarle con la palabra y quiso imponerse con la fuerza
de su espiada, obteniendo sólo mayor desprecio por parte de su rival Väinämöinen,
que se puso a cantar sus magias, y a dominarle con su poder. Joukahainen quedó
anonadado, dándose cuenta de quién era en realidad su rival. Intentó comprar su
libertad, pero sólo podía ofrecer sus arcos, algo de oro, algo de plata, pero
nada consiguía de su vencedor, hasta que ofreció a su propia hermana Aino.
Aquella oferta le gustó al viejo y cambió la magia de sentido, liberando al
presuntuoso Joukahainen de su hechizado encierro y ordenándole ir a buscar a su
hermana, según había prometido. Joukahainen volvió al norte, aún más rápidamente
que había venido, y llegó a casa de sus padres, para comunicarles que había dado
su hermana a Väinämöinen para recuperar su libertad. Pero la madre estaba
orgullosa de que su bella Aino fuera la esposa de tan poderoso señor, aunque la
joven Aino sufría por su infortunio y no quería unirse a un viejo como
Väinämöinen, sabía que debía cumplir la palabra dada por su hermano, para que
sobre ellos no cayeran las maldiciones del poderoso viejo. Aino aceptó
resignadamente su suerte y luego, entre los bosques, conoció a Väinämöinen, en
un penoso y mágico primer encuentro, que apenas pudo resistir. Sobreponiéndose a
sus deseos de huir, Aino marcha hacia su destino en el lejano Sur, pero no
llegará a Kaleva, porque se ahoga mientras nada alegremente en las aguas del
mar, inocente víctima de un destino que se volvió en contra suya.
EL DOLOR DE VÄINÄMÖINEN
Fue muy triste para todos conocer la cruel muerte de Aino; lloraron sus padres,
sus amigas, todos; lloró más que nadie, Väinämöinen. Pero salió al mar, como
tantas veces, con su aparejo de pesca para olvidar a Aino, y la encontró sin
saberlo, bajo la forma de un pez desconocido que escapó a tiempo de su cuchillo,
diciéndole quién había sido ella antes de convertirse en salmón. Väinämöinen se
quedó aún más triste, al comprender que la había perdido de nuevo y para
siempre. Pero su madre la virgen del aire se apiadó de su pena y le habló sobre
cómo debía buscar en Pohjola una bella virgen que fuera su esposa.Obedeció
Väinämöinen a su madre y marchó al norte, en busca de la novia recomendada, sin
saber que Joukahainen le esperaba dispuesto a vengarse, listo para matarle con
su arco tenso y sus flechas afiladas, desoyendo de nuevo los consejos de su
madre. Pero esos consejos desviaron la puntería de Joukahainen y sus flechas
fallaron, no alcanzaron al jinete, sino a la cabalgadura. Väinämöinen cayó al
mar y tragado por sus aguas, mientras Joukahainen creía haberle matado y se
jactaba de ello ante su horrorizada madre, que le maldecía por el daño cometido.
Joukahainen supo, después, por intermedio de la sombra de la Justicia, que
Väinämöinen, tras nueve días flotando a la deriva, había sido sacado de las
aguas por un águila y llevado hasta Pohjola; el viejo estaba vivo y más cerca
que nunca de conseguir la meta de su viaje: la novia que su madre Luonnotar le
había designado desde su tumba marina. El pobre y estúpido Joukahainen no pudo
superar su cobarde angustia, su miedo al castigo que sin lugar a dudas se le
venía encima, y se ahorcó de las ramas de un árbol que iba a cortar.
LOUHI Y SU HIJA
Väinämöinen estaba en las tierras de Pohjola, pero estaba cansado, herido y
perdido, al menos hasta que la buena Louhi supo de él y se le acercó para
ofrecerle la solución a sus cuitas, el regreso pronto a su casa de Vainola, todo
a cambio de un sampo, un molino mágico, y -además- le ofrecía a su hija, una
virgen como la que su madre le había señalado. Väinämöinen no sabía forjar el
sampo, pero sí prometió, de regreso a su hogar, mandarle a Ilmarinen el herrero
más capaz, el mismo que había forjado la cúpula celestial. Louhi aceptó el trato
y le dio un caballo mágico para que regresara al sur en un encantamiento sin
levantar la vista de su regazo, so pena de maldiciones sin fin. Y no era fácil
la tarea, ya que, a poco de empezar su camino, oyó un telar sobre él, sin
acordarse de lo que le había dicho Louhi, Väinämöinen levantó la cabeza y vio a
la hermosa doncella que tejía en oro y en plata, a la bella que le pidió un
sitio en su trineo, no sin antes exigirle que partiese la crin de su caballo
rojo con una espada sin filo, y que hiciera un nudo invisible con un huevo. Así
lo hizo Väinämöinen, pero no bastó, la caprichosa doncella le exigió una y otra
vez nuevas pruebas. El enamorado no llegó a darse cuenta de que los tres genios
del mal estaban tras de él, hasta hacer que se hiriera con su hacha, con una
tremenda herida que sangraba sin parar.Así que Väinämöinen no tuvo más remedio
que abandonar a la deseada doncella y salir en busca de alguien que pudiera
cerrar su herida, pues él había perdido todo poder mágico. Curado y repuesto,
Väinämöinen prosiguió su ruta hasta Kalevala. para llegar al taller del herrero
Ilmarinen y convencerle de que debía ir a Pohjola a forjar el sampo; no lo logró
y tuvo que recurrir a su recobrada magia para hacer que un torbellino lo
arrebatara de su forja y lo llevara hasta la oscura y fría tierra del norte.
LA PROMESA CUMPLIDA EN PARTE
Luohi vio llegar mágicamente al herrero Ilmarinen a su casa y apenas se
sorprendió cuando supo que se trataba de él. Ordenó al punto que se le preparase
el mejor acomodo y hasta hizo que se adornase con las mejores galas su bella
hija virgen, para ser después mostrada a Ilmarinen y ofrecida como recompensa a
cambio del sampo anhelado. A la vista de la preciosa criatura Ilmarinen fue
buscando por Pohjola el lugar donde realizar su trabajo, y se puso a trabajar
febrilmente en la construcción de aquella forja, primero, y en la realización
del sampo pedido después. Tardó tres días Ilmarinen en preparar la fragua y tres
días en fraguar el molino de tapa suntuosa, que era molino de harina por un
lado, molino de sal por otro y molino de moneda por el tercero. En su primer
trabajo, el sampo molió una medida para ser comida, otra medida para ser vendida
y una tercera para que fuera guardada. Entregado el molino a Luohi, ésta lo
guardó en el lugar más recóndito de su casa. Fue entonces, cumplida su parte,
cuando Ilmarinen reclamó aquella virgen prometida, pero ella se negó a
acompañarle, porque no estaba dispuesta a ser su esposa. Ilmarinen se abatió,
sin fuerzas para nada, hasta tal punto que la madre de la virgen, la anciana
Luohi se compadeció de su tristeza y lo envió en una barca de regreso al sur,
envuelto en la fuerza mágica de un viento que ella convocó para que fuera
transportado sin peligro en tres singladuras hasta su añorada Kalevala. Allí, en
la orilla, le esperaba el viejo y a él dijo que el sampo había sido construido y
entregado a Luohi, según se había acordado, pero también hizo saber que la
doncella prometida no cumplió su parte del trato y él, Ilmarinen, tanto como
Väinämöinen, habían sido doblemente burlados por la virgen de Pohjola.
LEMMINKÄINEN EL AMANTE
Ahti Lemminkäinen nació en Kauko y fue un joven tímido hasta que pescó una perca
y ésta, para salvar su vida, prometió enseñarle la palabra encantada que le
haría el hombre más amado por las mujeres, pero no había tal palabra, era
necesario comerse el pez para lograr ese encanto y Ahti se la comió.
Ciertamente, pronto Ahti era un ser querido por todos, especialmente por las
mujeres, como lo demuestra su primera aventura con Kylliki, Ia preciosa joven de
famosa belleza a la que rapta y enamora; pero
Ahti Lemminkäinen cree que su mujer no le ha guardado la debida ausencia y
marcha a Pohjola, pretendiendo esta vez a la hija de Louhi, y teniendo que
cumplir una dura prueba para conseguirla, la captura del alce de Hiisi, caza que
le costaría la vida en las aguas del río Tuoni, asesinado por la venganza de un
viejo al que había humillado. Ahti cayó al reino de la muerte, al reino de Tuoni
y Tuonetar, en medio del horror y el sufrimiento. Desaparecido Ahti, su madre
inicia la penosa búsqueda del hijo perdido,
sumergiéndose en las aguas, cruzando las tierras del norte, preguntando a la
Luna y, por fin, oyendo lo que el Sol le contaba, que Ahti había sido arrastrado
al Tuoni. La madre pidió a Ilmarinen que forjara un rastrillo de cien brazas
para sacar a su hijo del
fondo del río; con él rescató a su amado hijo, y con su amor le devolvió la
vida. Volvieron a casa, pero Kylliki se había ido para siempre. Entonces Ahti
partió de nuevo a Pohjola, esta vez airado, por no haber sido invitado a las
fastuosas celebraciones de la boda de la hija de Louhi con Ilmarinen. Llegado al
norte, Ahti Lemmikäinen va a provocar al Hijo del Norte, al anfitrión, retándole
a un duelo a muerte, en el que vence Ahti, pero la satisfacción por su victoria
es breve, porque tiene que huir, puesto que todos los hombres de Pohjola, al
saber que su jefe ha muerto a manos de Ahti, se lanzan en su persecución.
Durante tres años se refugió en la Isla de las Mujeres, siendo amado por todas y
amando a casi todas, pero llegó la hora de volver junto a su ma dre y no hubo
más remedio que abandonar tan dulce refugio. Cuando alcanzó la orilla de sus
tierras, divisó sólo destrucción y cenizas, pero lo que veía no lo era todo;
también pudo ver, al poco, a su dulce madre, escondida entre las ruinas,
esperando siempre su regreso, convencida de que él volvería junto a ella otra
vez más, sabiendo que todavía le quedaba mucho por hacer a su hijo, el alegre
héroe Ahti Lemminkäinen.
VOLVAMOS A VÄINÄMÖINEN Y A ILMARINEN
Väinämöinen construía un barco y estaba a punto de terminarlo, pero le faltaban
tres palabras mágicas para terminar de darle forma; no había manera de recordar
cómo eran y Väinämöinen se desesperaba,pensando que era una tarea imposible,
hasta que se acercó un pastor y le dijo que el gigante Antero Vipunen sabía todo
lo que él necesitaba saber. Fue Väinämöinen a Ilmarinen, para que el herrero le
forjara el equipo de hierro que debía llevar para llegar hasta la morada de
Antero Vipunen; entonces supo , por boca del herrer, que Antero había muerto
hacía muchos años. Pero ni eso detuvo a Väinämöinen, quien, equipado con la
armadura que le permitía atravesar las agujas de las mujeres, las espadas de los
hombres y las hachas de los héroes, llegó hasta donde yacía Vipunen con su
magia. Metió su maza en la garganta del gigante y le ordenó erguirse. Vipunen se
levantó al momento, con la boca inmovilizada por la maza de Väinämöinen.
Aprovechando la sorpresa, el viejo saltó a su garganta y se metió en su vientre,
montando dentro de él una fragua para atormentar a Antero, comiéndose sus
entrañas y golpeando su cuerpo. Así, hasta que logró que el gigante le enseñara
toda su inmensa sabiduría.
Cuando hubo conseguido su propósito, el imperturbable Väinämöinen volvió a su
casa y terminó su barco. Con él quería navegar hacia el norte, para pedir de
nuevo la mano de aquella virgen que no podia olvidar. Terminado de construir su
navío, Väinämöinen lo botó y fue gozoso rumbo a Pohjola, pero la virgen Anniki
se acercó a preguntar la razón de su viaje. Väinämöinen mintió una y otra vez,
provocando la duda en Anniki, quien le amenazó con una tremenda tormenta si
Väinämöinen no decía, ahora ya, la verdad. El viejo confesó y la virgen fue
corriendo a decir a Ilmarinen que el viejo había decidido ir solo en busca de la
virgen de Pohjola. Ilmarinen se preparó para ir en busca del viejo y consiguió,
tras tres días de carrera en su trineo, alcanzarle.
EL PACTO DE LOS DOS AMIGOS
Tras acordar que ya no habría más luchas por la virgen de Pohjola y hartos de
ser inútiles rivales por ese difícil amor, Väinämöinen e Ilmarinen deciden
seguir por separado su camino a Pohjola, éste por tierra, aquél por mar, a la
búsqueda de aquella virgen tan hermosa y tan deseable como esquiva, siempre
prometida como recompensa al viejo y al herrero, y nunca recibida. Pero ahora
van a hacer que ella diga, de una vez por todas, por cuál de los se decide la
escurridiza doncella La elección es rápida esta vez, la virgen prefiere a
Ilmarinen, por que no es un viejo como Väinämöinen, aunque antes lo hubiese
rechazado de un modo tan definitivo. Pero Louhies una vieja retorcida y
soberbia, que ahora quiere hacerlo todo más costoso al buen herrero,
proponiéndole nuevas pruebas a cada momento Ilmarinen se ve obligado a descifrar
los complejos (y absurdos) problemas propuestos pero la vieja no cuenta con la
complicidad antagonista de su propia hija, de la virgen sin nombre que tantas
páginas llenó de la historia del Kalevala. Con ella a su lado, la victoria es
segura, y la boda va a celebrarse por todo lo alto. Sólo quedan fuera
Väinämöinen, por su tristeza, y Lemminkäinen, que no ha sido invitado, lo que va
a ser motivo de su ira y del comienzo de aquel duelo a muerte con el Hijo del
Norte que ya hemos relatado antes. Pero con la boda no va a llegarle la
felicidad por mucho tiempo al enamorado Ilmarinen: su esposa, su bella y ansiada
esposa es una mujer malvada y la cruel burla que hace al buen esclavo Kullervo,
al darle una piedra como única comida hace que éste ponga en marcha su venganza
(mágica, por supuesto) con la complicidad del lobo y del oso, dando muerte a
quien le humillara. Es la desolación para Ilmarinen, al ver muerta a su amada
Kullervo, ya antes traicionado por su hermano Untamo, quien le había vendido
como esclavo, y ahora castigado por el destino, al enterarse de que la virgen
con la que ha yacido no es sino su propia hermana. Kullervo, aún más enfurecido,
mata a su hermano Untamo, pero tampoco le sirve de consuelo esta muerte, sólo
descansará cuando se quite la vida con su propia espada.
LA DESESPERACION DE ILMARINEN
El herrero pensó que podría encontrar consuelo en una nueva esposa que él mismo
forjase a imagen de la desaparecida, y se puso a trabajar incansablemente en su
fragua, hasta que consiguió la más hermosa mujer jamás construida de oro y
plata; pero fría era su compañía, muda su presencia, inútil su existencia.
Ilmarinen quiso regalar la mujer de oro y plata a Väinämöinen, pero él no la
quiso, y recomendó a Ilmarinen que la volviera a fundir, pues nadie debía
dejarse deslumbrar por el oro, o por la plata. Ilmarinen comprendió que debía
buscar una nueva esposa de carne y hueso y pensó en Pohjola, en otra hija de
Louhi que le recordase a su perdida mujer. Pero nada consiguió de Louhi, y tuvo
que raptar a su segunda hija. Tampoco sirvió de mucho el rapto, pues en la
primera noche ya se acostó ella con un desconocido. Ilmarinen, al despertar, vio
la escena y casi la mató, pero su espada se negó a terminar con la vida de
aquella coqueta y el desgraciado Ilmarinen se contentó con ordenar que la infiel
raptada fuera a convertirse en solitaria gaviota, condenada a vivir sobre un
peñasco, entre las frías aguas del mar. Más solo que jamás hubiera estado, el
herrero siguió su interrumpido camino hacia el hogar. Al paso le salió el viejo
Väinämöinen, y juntos se propusieron rescatar de Pohjola aquel sampo construido
para lograr la pretendida felicidad, y que tan tristes frutos había deparado a
ambos. Construyeron un navío poderoso, forjaron una espada vencedora, y
partieron a la búsqueda del sampo mágico, recogiendo por el camino al retirado
héroe Lemminkäinen, que presto se sumó a la expedición, gozoso de poder volver a
luchar contra la gente de Pohjola, de la que tan penosos recuerdos guardaba su
memoria.
LA CREACION DEL KANTELE
Chocaron los navegantes contra algo extraño, contra algo que les detuvo en su
marchaVäinämöinen hizo un arpa, el kantele. Todos los que vivían en las
proximidades fueron a probarlo, pero ninguno conseguía sacar un sonido de
aquella arpa hecha de las espinas del lucio gigante. Hasta que las manos del
viejo Väinämöinen acariciaron el kantele: entonces brotó un torrente de sonido
que causó la admiración de los dioses, de los hombres y hasta de los animales,
que abandonaban sus guaridas, escondrijos y nidos y corrían, nadaban y volaban
para oír la música inigualable de Väinämöinen con su kantele. Después, cuando la
gran fiesta hubo acabado, los tres héroes reemprendieron rumbo hacia Pohjola.
Allí, la vieja Luohi les preguntó el motivo de su visita y ellos fueron
sinceros, dijeron que querían compartir aquel sampo que pidiera Väinämöinen a
Ilmarinen para que Louhi lo disfrutara. Pero la vieja se encolerizó, ella no
estaba dispuesta a compartir su tesoro; nunca lo había estado, por eso lo tenía
encerrado bajo tierra, en la oscuridad más impenetrable, porque lo quería
poseer, aunque no disfrutara de su potencia mágica. La horrible madre de Pohjola
llamó a sus hombres para que acudieran en su auxilio, para que mataran a
Väinämöinen; de nuevo fue inútil su maigno esfuerzo contra el imperturbable y
sabio Väinämöinen; al viejo runoia no le complacía tener que matar una y otra
vez, por eso le bastó sentarse ante su kantele y tocar en él; pronto los
guerreros estaban hechizados por su música y su magia. Libres los héroes para
moverse por Pohjola, fueron en busca del sampo. Väinämöinen, Ilmarineny
Lemminkäinen lo arrancaron de su escondite con la ayuda de un toro gigante; ya
era suyo el molino; era llegada la hora de embarcarse y volver triunfantes a
Kaleva con la riqueza que el sampo representaba, con la magia del molino en su
poder.
LA BATALLA ENTRE KALEVALA Y POHJOLA
Estaban muy lejos de Pohjola Väinämöinen, Ilmarinen y Lemminkäinen y los tres
héroes, creyéndose victoriosos en su expedición, pero Louhi ya había recobrado
el sentido y supo que le habían quitado su sampo. Entonces más furiosa que nunca
antes, pidió a la diosa de la niebla que enviara una niebla tal a los navegantes
que los detuviera donde quiera que se hallaran. Uuta, la diosa, oyó su petición
y envolvió a la embarcación en la más tupida niebla durante tres días, pero la
espada de Väinämöinen la hendió y se libraron de ella. Después Ukko, dios del
cielo, envió sus vientos contra los navegantes, y las olas arrebataron el
kantele, pero la magia de Väinämöinen venció a los vientos.Louhi desesperada
movilizó su ejército y lo lanzó en un barco con cien remeros y mil guerreros, en
pos de los tres héroes, pero la magia de Väinämöinen hizo surgir escollos de las
aguas y el barco enemigo se hundió al chocar contra ellos. Pero Louhi se
transformó en águila y montó sobre sus espaldas al ejército de Pohjola y se puso
de nuevo en marcha contra los tres héroes. Väinämöinen la vio llegar y le
ofreció de nuevo compartir el sampo, pero la vieja sólo lo quería para ella.
Väinämöinen empezó su combate contra Louhi y destrozó su ejército, pero la vieja
avara agarró el sampo en su caída, arrastrándolo con ella al fondo del mar, roto
ya el molino en mil pedazos, tras su pérdida, la vieja Louhi se volvió a su casa
del norte, llorando amargamente por su avaricia. Väinämöinen no se inmutó por la
pérdida, antes bien al contrario, predijo que los restos del sampo servirían
para repartir entre todos su poder, para fecundar la tierra con generosidad, y
-en efecto- los restos le esperaban sobre la arena de la playa cuando llegó a su
casa, todo lo que tuvo que hacer fue llevarlos tierra adentro y el grano
floreció para siempre de esa semilla.
EL KANTELE DE ABEDUL
Trató inútilmente Väinämöinen de recuperar su kantele del fondo del mar con
ayuda de un rastrillo forjado por su buen amigo Ilmarinen que con su madera iba
a fabricar un kantele, con los cabellos de una virgen sus siete cuerdas; de
nuevo hizo sonar Väinämöinen su arpa, de nuevo, dioses, humanos y animales
acudieron atrapados por su música sin par. Pero acechaba de nuevo la desgracia,
porque la vieja Louhi aprovechó que el Sol y la Luna se habían acercado tanto a
la Tierra para oír la música de Väinämöinen, que ésta los atrapó y los encerró
en Pohjola. No se contentó con este secuestro de la luz, también robó el fuego
de Ilmarinen y la oscuridad se abatió sobre toda Kalevala. Se reunieron todos
los hombres y mujeres de Kalevala para pedir a Ilmarinen que forjase un nuevo
cielo, para que construyese un nuevo Sol y una nueva Luna y, a la luz de las
luciérnagas, hizo un Sol de oro y una Luna de plata, pero ninguno de los dos
astros de metal pudo restaurar la luz perdida. Así que Väinämöinen pidió a la
Suerte que le dijera dónde estaban el Sol y la Luna desaparecidos, y la Suerte
le respondió que en Pohjola. Solo fue Väinämöinen al norte, sólo se enfrentó con
todos los guerreros de Pohjola y a todos los destruyó, pero no podía sacar a la
Luna ni al Sol de su encierro. Sólo volvió a Kalevala, a pedir a su amigo
Ilmarinen que le forjara una docena de cuñas, unas llaves de todo tipo y un
tridente. Pero Louhi fue, convertida en pájaro carroñero, al sur, a espiar a
Ilmarinen en su taller. Le preguntó la vieja, transmutada en pajarraco, que era
aquello que el famoso herrero estaba forjando tan afanosamente en su yunque y el
inocente herrero le contestó, sin sospechar quién era su interlocutor, que se
trataba de una argolla de hierro para aherrojar a la siniestra vieja de Pohjola.
Se asustó Louhi con la descripción y la finalidad de su trabajo, pues ya se veía
apresada por los airados enemigos. Así que Louhi voló rápidamente al norte, para
liberar a la Luna y al Sol de su encierro y devolverlos al sur, al cielo de
Kalevala digio del regreso de la luz, para robarles el fuego del herrero sin que
tuvieran tiempo ni ocasión de reaccionar. Cuando pudieron darse cuenta, el país
de Kalevala tenía de nuevo su luz en el cielo, pero faltaba el fuego de
Ilmarinen; toda actividad cesó, nada podía fabricarse en la fragua apagada, nada
podía cocinarse en sus hogares sin lumbre. Se reunieron los preocupados héroes,
Väinämöinen, Ilmarinen, Lemminkäinen y su buen amigo Tiera,aquel de quien
sospechara cuando su esposa Kyllikki desapareció, para tratar de solucionar
definitivamente el constante problema que planteaba la vieja y malvada Louhi, la
Madre del Norte. Todos ellos bien sabían que sólo Louhi podía ser la culpable de
aquel crimen; todos ellos bien sabían que sólo apresándola y enviándola a
Manbala, al infierno del negro río Tuoni, podían asegurarse la paz de una vez
por todas.
LA MUERTE DE LOUHI, EL TRIUNFO DEL BIEN
Cuando estaban reunidos los cuatro héroes en el bosque, pergeñando su plan
contra Louhi, un cuervo voló sobre ellos, advirtiéndoles del peligro que
representaba esa conversación entre ellos, que podía también ser escuchada del
mismo modo por sus enemigos. Aceptaron el consejo y fueron a casa de
Lemminkäinen, allí vieron cuáles eran las fuerzas propias y cuáles las ajenas.
Decidieron que no podían contar con los dioses ni con la justicia, pues no
podían ni unos ni otra implicarse en un asunto en el que fueran invocados por
ambas partes opuestas. Se consideró que tampoco los hechizos contarían, pues los
dos bandos eran igual de poderosos en asuntos de magia; quedaban pues Louhi y su
gente, la poca superviviente de las anteriores batallas, y los cuatro héroes,
Väinämöinen, Ilmarien, Lemminkäinen y Tiero. Los cuatro irían por caminos
diferentes, Väinämöinen e Ilmarinen por tierra y Lemminkäinen y Tiera por mar,
hasta reunirse en las inmediaciones de la mansión de Louhi, para allí hacer
salir a la vieja y acabar con ella, clavándola después Lemminkäinen con sus
flechas a la corteza de un abedul, como si de una mariposa se tratase. Cuando
Väinämöinen e Ilmarinen estaban tomando su última comida junto a los fuegos
apagados de Kalevala, vieron que caía hollín de la chimenea y entraba un fuerte
olor a hierbabuena; alguien trataba de entrar por ella y, por el aroma de la
hierbabuena, no podía ser otro que el buen enano Kul, que venía a ayudarles y a
decirles que conocía su plan; que mientras ellos estaban allí Yanki-murt estaba
acompañando a Lemminkäinen y a Tiera en su navegación, y que Louhi había mandado
contra ellos el hielo para inmovilizarlos en medio del mar, cosa poco probable,
puesto que Yanki-murt sabía los conjuros necesarios para acabar con esas magias
de la vieja de Pohjola. Vänämöinen respondió a su amigo Kul que, con toda
seguridad, Louhi mandaría contra ellos al monstruo Tursas, y Kul le tranquilizó,
asegurándose que ya estaba en camino Vu-vozo, con un tonel de cerveza para
invitar a Tursas, puesto que esa era su bebida favorita. Kul también había
tramado un plan para ellos, puesto que el buen enano sabía que había una grieta
oculta en el camino, esperando su trineo y había pensado en mandar un trineo con
sus ropas, para que Louhi creyera que había acabado con ellos, como creería que
había acabado también con Lemminkäinen y Tiera, pues los cuatro irían volando en
los dos grandes albatros. Allá en Pohjola, junto a la casa de Louhi, estaban
colgadas las pretendidas ropas de los pretendidos héroes vencidos y ella y su
gente celebraban la imaginaria victoria; pero entonces llegó un viejo a la casa
y Louhi salió a recibirle, creyendo que era Pol, que venía a traer las fresas
para el banquete. Pero el viejo espetó a Louhi que se pegara a la puerta que
Yanki-murt había cerrado al entrar, mientras que Vu-vozo había adormecido a los
sicarios de la vieja con su mirada. Lemminkäinen apuntó con su arco a la vieja y
le dijo que venían a buscar su ropa, que venían a recuperar su fuego. Pero Louhi
no estaba dispuesta a dejarse vencer y se negó a decirles el escondite del
fuego, y Kul apremió a Lemminkäinen para que acabara lo que ya estaba empezado,
pues ellos siete encontrarían el fuego robado sin ninguna otra ayuda. Entonces
Lemminkäinen soltó la mano que tensaba el arco y la flecha voló para atravesar
de muerte el cuerpo de la vieja y clavarlo a la hoja de la puerta, como se cla
van las mariposas al tronco de un abedul, mientras su negra alma iba a parar al
fondo del río Tuoni, para quedar por siempre allí, sumergida en el reino de la
muerte.
EL COLOFON DE MARJATTA
Tras este relato de la lucha entre el sur y el frío norte, el Kalevala se alarga
con un canto, el poema quincuagésimo, en el que se habla de la virgen Marjatta,
que da a luz a un niño sin intervención de varón -la inmaculada concepción- y
dice que ese niño será nombrado rey de Karelia, mientras que el viejo y sabio
Väinämöinen, cediendo su puesto a ese niño prodigioso, abandona Kalevala y lega
al pueblo finés su canto y su música.